¿Han visto la saga de My Little Pony: La magia de la amistad? Pues Thunderbolts* es eso, con la diferencia de que My Little Pony apuesta por un público infantil al que le enseña valores morales, a relacionarse en sociedad, formar amistades y enfrentar a los malos que buscan dividir a los protas a través de la magia de la amistad, mientras que Thunderbolts* pues… ¿han visto un capítulo de La rosa de Guadalupe o Como dice el dicho? Pues así.

Convengamos en que las películas de Marvel son cine menor y en mucho son cine infantiloide, que aporta poco en pos de asegurar entretenimiento, sin embargo, de un tiempo para acá la división de superhéroes de Disney solo estrena fiasco tras fiasco, lancemos un change.org para que Marvel Studios deje de hacer películas.

Thunderbolts* nos cuenta la historia de un grupo de mercenarios que trabajan en las sombras para Valetina Allegra De Fontaine, directora de la CIA, quien busca borrar todo rastro de su pasado como dueña de una empresa que se encarga de hacer experimentos en humanos, experimentos ilegales, con el único propósito de crear a los suplentes de los Avengers.

Cuando Yelena, hermana de la desaparecida Natasha aka la Viuda Negra, si ustedes ya vieron la película homónima seguro la conocen, es enviada por Valentina para acabar con un supuesto infiltrado y finalmente liberarse de un trabajo que no la hace feliz - matar no genera felicidad - es que descubre que Valentina le ha puesto una trampa a ella y a un grupo de sicarios con los que se encuentra en aquel lugar, los cuales tácitamente se unen para sobrevivir pero ¡oh sorpresa!, no están solos, en aquella trampa hay un hombre misterioso llamado Bob que pronto descubriremos como pieza clave en la película.

Como en otras cintas de la nueva era de Marvel, Thunderbolts* cae en los chistes malos, en las cosas sin sentido, en secuencias de acción con muchos gritos, algunas ofensas y lugares comunes del subgénero creado por ese estudio, lo cierto es que el ritmo y la historia misma es bastante pobre, ojalá invirtieran más en guionistas que no estén interesados en respetar cómics y menos en efectos visuales y prácticos, y miren que la provincia de Quebec les regresa impuestos por postproducir ahí.

Como subtema, Thunderbolts* habla de la salud mental pero como buena película comercial hollywoodense lo hace con una ligereza preocupante, una persona con depresión no sale de sus problemas por la magia de la amistad, un superhéroe inestable emocionalmente es común en ese universo, todos tiene un problema familiar o personal que los afecta y descoloca, pero uno que específicamente está deprimido y cuya oscuridad lo absorbe pero sale de ese trance cuando sus amigos lo abrazan… pfff.

Creo que es momento de admitir que Marvel alcanzó su pico más alto, su momento de gloria, el pináculo del cine de superhéroes cuando lanzó Avenger: Infinity Wars, que cerró decorosamente con Avengers:End Game, y desde ahí no ha tenido una película realmente buena, que entretenga, que tenga personajes entrañables, secuencias de acción memorables y que te quedes con ganas de ver más, no solo porqué sí.

Es cierto que las series y películas que Disney ha producido últimamente se mantienen en el mismo universo, (Black Widow, Eternals, Falcon y el Soldado del Invierno, Capitán América: un nuevo mundo) y eso ayuda a que los fans se mantengan pendientes de qué personajes seguirán enriqueciendo esta nueva etapa, lo cierto es que la mayoría de esas producciones son de regulares a malas.

Desafortunadamente, el público y la “prensa” que consume estos contenidos se han acostumbrado a recibir productos mediocres que cuando ven secuencias, como la escena postcréditos, se emocionan al punto de comprar todo, aunque las resoluciones de los filmes que tanto ovacionan sean igual de ridículas que La rosa de Guadalupe.