Miriam García, una mexicana impulsando el cine sin fronteras
POR: ALEX VANSS
18-07-2025 16:54:25

Más allá de barreras como la nacionalidad, el idioma, las formas de producción, los recursos públicos o privados y más factores que pueden limitar la creación y coproducción cinematográfica, lo cierto es que hay una verdad absoluta cuando hablamos de cine: el cine NO tiene fronteras y este espíritu universal puede emocionar a personas que no se conocen pero asisten a una sala, el que impulsa a personas como Miriam García, una mexicana que abandonó la comodidad del “godinato”, para conocer quiénes están detrás de una película que conquista a millones de espectadores alrededor del mundo como Parásitos, de Bong Joon-ho y que al paso de los años se ha convertido en una gestora cultural que trabaja ya ses en la programación de festivales tan relevantes como Tribeca o en organizaciones que becan a documentalistas como Catapult Film Fund.
El camino de Miriam en el mundo del cine, como el de muchos, no empezó en el cine, pues Miriam estudió Relaciones Internacionales, después entró a trabajar al mundo de la música, organizando conciertos, y al de la moda, pero cuando sintió que necesitaba un nuevo reto entró al cine, no en la producción o dirección sino en esa otra ala que impulsa al cine, los Institutos, como Sundance, y las organizaciones que forman a los cineastas y posibilitan la materialización de películas.
"Me quedaba ver los créditos hasta el final de las películas para ver ¿quién hizo esta maravilla posible?", entonces veía los distintos logos de las organizaciones, de las distribuidoras, de los fondos y fue así que empecé a investigar qué hace esta organización, dónde ha estado esta película o a ver los laureles de los festivales", compartió Miriam en entrevista con Encuadres.
Explicó que esa curiosidad la llevó a trabajar en marketing y distribución en distintas organizaciones no gubernamentales para luego dar el salto al Instituto Sundance, donde colaboró, por casi dos años, en el Sundance Collab, plataforma educativa del Sundance Institute que ofrece diversas master class.
"Yo produje una Master Class con Robin Swicord, fue sobre cómo adaptar un guion de un libro, ella fue la que adaptó los guiones del Extraño caso de Benjamin Button, Memorias de una Geisha y Matilda, entonces, puedes tomar esa clase y aprender de todas sus estrategias", detalló Miriam, quien tras concluir esa labor continuó su vida en el cine ahora en Tribeca, donde se desempeña como programadora.

"El festival de Tribeca tiene distintas ramas, como la competencia de documental que tiene la parte narrativa de Estados Unidos y la parte de cine internacional, que es donde yo estoy, y es muy interesante porque tengo la oportunidad de ver películas de Norteamérica, Latinoamérica, Europa y de Asia (...) es un trabajo muy emocionante y al mismo tiempo con mucha responsabilidad, porque aplica muchísima gente y tú tienes que ver, por supuesto, que te gusta pero también que se alinee con la identidad del festival, lo que están buscando", explica García.
Sin embargo, su labor como gestora cultural no está exenta del contexto social que actualmente se vive en los Estado Unidos en temas migratorios, algo que tiene presente pero que ve en el cine una trinchera de la resistencia a través las historias de los que se han convertido, sin buscarlo, en los protagonistas de esa crisis social.
"Nuestras historias y nuestro trabajo vale más que nunca, nadie más lo puede contar más que nosotros, está en nosotros que tengamos los recursos, el apoyo, la colaboración para poder seguir produciendo nuestro trabajo porque importa, son formas de resistencia, son formas de expresión y también son formas de expresar ciudadanía y que pertenecemos al mundo; sí es muy difícil, en este mundo no hay nada certero, pero a mí lo que me motiva es buscar oportunidades y luchar para que sigamos creando nuestras historias desde nuestra perspectiva", menciona Mariam quien gracias a su experiencia ha compartido diversas estrategias viables para que los cineastas latinos puedan continuar desarrollando cine independiente en Estados Unidos, ya sea acercándose a programas como el de Investigación y Desarrollo William Graves de la organización Firelight Media, o al de desarrollo e investigación de Chicken & Egg Films, o bien al Fondo de Documental del Instituto Sundance, para el caso concreto del cine documental, aunque existen otras herramientas que incluyen al cine de ficción.
"Están organizaciones no gubernamentales que dan becas, residencias de algún tipo, existen también las coproducciones con las que te puedes unir para aprovechar fondos e incentivos fiscales, se encuentra plataformas de crowdfunding como Kickstarter, donde puedes conseguir financiamiento, inversionistas privados, gente que puede invertir en tu película, a veces porque creen en tu visión artística o simplemente porque les interesa ir a las premieres, a los festivales o que salgan sus nombres en las películas", nos cuenta Miriam.

Otras fuentes de financiamiento que incluye son las becas como la de la Fundación Ford con su iniciativa Just Films, Creative Capital, y la beca Diane Weyermann, que otorga anualmente 100 mil dólares a tres proyectos documentales, o de organizaciones especializadas como Sandbox Films, que apoya documentales con enfoque científico, o el Redford Center, que respalda producciones centradas en temas ambientales.
Y aunque el panorama es desafiante, Miriam García, quien ha colaborado como Oficial de Programas en Catapult Film Fund, sabe que actualmente uno de los retos más complejos que tienen los creadores es conservar la capacidad de imaginar ante la gran cantidad de información que existe en la vida cotidiana y aunque pareciera que ya no podemos soñar despiertos y pensar en nuevos futuros, Miriam cree que es importante seguir haciéndolo porque "de la imaginación salen nuevas oportunidades, las pantallas, los algoritmos, el estrés, todo eso ha colonizado nuestra imaginación haciéndonos pensar que no hay otras formas de vivir o de existir y la única forma de romper esos patrones es imaginando", lo cual resulta curioso pues el motor del cine, la chispa que lo creó y le da forma hasta nuestros días es la imaginación, un recurso tan simple, tan universal y sin fronteras
Más allá de barreras como la nacionalidad, el idioma, las formas de producción, los recursos públicos o privados y más factores que pueden limitar la creación y coproducción cinematográfica, lo cierto es que hay una verdad absoluta cuando hablamos de cine: el cine NO tiene fronteras y este espíritu universal puede emocionar a personas que no se conocen pero asisten a una sala, el que impulsa a personas como Miriam García, una mexicana que abandonó la comodidad del “godinato”, para conocer quiénes están detrás de una película que conquista a millones de espectadores alrededor del mundo como Parásitos, de Bong Joon-ho y que al paso de los años se ha convertido en una gestora cultural que trabaja ya ses en la programación de festivales tan relevantes como Tribeca o en organizaciones que becan a documentalistas como Catapult Film Fund.
El camino de Miriam en el mundo del cine, como el de muchos, no empezó en el cine, pues Miriam estudió Relaciones Internacionales, después entró a trabajar al mundo de la música, organizando conciertos, y al de la moda, pero cuando sintió que necesitaba un nuevo reto entró al cine, no en la producción o dirección sino en esa otra ala que impulsa al cine, los Institutos, como Sundance, y las organizaciones que forman a los cineastas y posibilitan la materialización de películas.
"Me quedaba ver los créditos hasta el final de las películas para ver ¿quién hizo esta maravilla posible?", entonces veía los distintos logos de las organizaciones, de las distribuidoras, de los fondos y fue así que empecé a investigar qué hace esta organización, dónde ha estado esta película o a ver los laureles de los festivales", compartió Miriam en entrevista con Encuadres.
Explicó que esa curiosidad la llevó a trabajar en marketing y distribución en distintas organizaciones no gubernamentales para luego dar el salto al Instituto Sundance, donde colaboró, por casi dos años, en el Sundance Collab, plataforma educativa del Sundance Institute que ofrece diversas master class.
"Yo produje una Master Class con Robin Swicord, fue sobre cómo adaptar un guion de un libro, ella fue la que adaptó los guiones del Extraño caso de Benjamin Button, Memorias de una Geisha y Matilda, entonces, puedes tomar esa clase y aprender de todas sus estrategias", detalló Miriam, quien tras concluir esa labor continuó su vida en el cine ahora en Tribeca, donde se desempeña como programadora.
"El festival de Tribeca tiene distintas ramas, como la competencia de documental que tiene la parte narrativa de Estados Unidos y la parte de cine internacional, que es donde yo estoy, y es muy interesante porque tengo la oportunidad de ver películas de Norteamérica, Latinoamérica, Europa y de Asia (...) es un trabajo muy emocionante y al mismo tiempo con mucha responsabilidad, porque aplica muchísima gente y tú tienes que ver, por supuesto, que te gusta pero también que se alinee con la identidad del festival, lo que están buscando", explica García.
Sin embargo, su labor como gestora cultural no está exenta del contexto social que actualmente se vive en los Estado Unidos en temas migratorios, algo que tiene presente pero que ve en el cine una trinchera de la resistencia a través las historias de los que se han convertido, sin buscarlo, en los protagonistas de esa crisis social.
"Nuestras historias y nuestro trabajo vale más que nunca, nadie más lo puede contar más que nosotros, está en nosotros que tengamos los recursos, el apoyo, la colaboración para poder seguir produciendo nuestro trabajo porque importa, son formas de resistencia, son formas de expresión y también son formas de expresar ciudadanía y que pertenecemos al mundo; sí es muy difícil, en este mundo no hay nada certero, pero a mí lo que me motiva es buscar oportunidades y luchar para que sigamos creando nuestras historias desde nuestra perspectiva", menciona Mariam quien gracias a su experiencia ha compartido diversas estrategias viables para que los cineastas latinos puedan continuar desarrollando cine independiente en Estados Unidos, ya sea acercándose a programas como el de Investigación y Desarrollo William Graves de la organización Firelight Media, o al de desarrollo e investigación de Chicken & Egg Films, o bien al Fondo de Documental del Instituto Sundance, para el caso concreto del cine documental, aunque existen otras herramientas que incluyen al cine de ficción.
"Están organizaciones no gubernamentales que dan becas, residencias de algún tipo, existen también las coproducciones con las que te puedes unir para aprovechar fondos e incentivos fiscales, se encuentra plataformas de crowdfunding como Kickstarter, donde puedes conseguir financiamiento, inversionistas privados, gente que puede invertir en tu película, a veces porque creen en tu visión artística o simplemente porque les interesa ir a las premieres, a los festivales o que salgan sus nombres en las películas", nos cuenta Miriam.
Otras fuentes de financiamiento que incluye son las becas como la de la Fundación Ford con su iniciativa Just Films, Creative Capital, y la beca Diane Weyermann, que otorga anualmente 100 mil dólares a tres proyectos documentales, o de organizaciones especializadas como Sandbox Films, que apoya documentales con enfoque científico, o el Redford Center, que respalda producciones centradas en temas ambientales.
Y aunque el panorama es desafiante, Miriam García, quien ha colaborado como Oficial de Programas en Catapult Film Fund, sabe que actualmente uno de los retos más complejos que tienen los creadores es conservar la capacidad de imaginar ante la gran cantidad de información que existe en la vida cotidiana y aunque pareciera que ya no podemos soñar despiertos y pensar en nuevos futuros, Miriam cree que es importante seguir haciéndolo porque "de la imaginación salen nuevas oportunidades, las pantallas, los algoritmos, el estrés, todo eso ha colonizado nuestra imaginación haciéndonos pensar que no hay otras formas de vivir o de existir y la única forma de romper esos patrones es imaginando", lo cual resulta curioso pues el motor del cine, la chispa que lo creó y le da forma hasta nuestros días es la imaginación, un recurso tan simple, tan universal y sin fronteras