Un mundo para mí: Posturas en cuerda floja
POR: FER LOZADA
03-09-2025 07:17:24

El poder del cine es brutal, las artes son un arma de comunicación social masiva y son capaces de modificar las posturas más estoicas y de hacer cuestionarse al más escéptico; los debates sobre temas relacionados al género, las identidades y las disidencias han marcado nuestra época, las generaciones que chocan dividen la opinión sobre esta materia y usualmente los miembros de cada grupo tachan a los contrarios de retrógradas o de moralinos respectivamente, pero a veces es bueno entender realmente las bases y opiniones que sustentan ese pensamiento y la nueva película mexicana Un mundo para mí pone nuestras posturas más arraigadas en una cuerda floja.
Plantear una disyuntiva genera como lo dice la propia palabra dos caminos a elegir, en este caso tenemos un enfrentamiento ideológico entre una madre y un padre, una pareja que recién dio la bienvenida a su bebé al mundo, el bebé está sano pero nació con una afección relativamente rara que afecta el desarrollo de los genitales y de las células sexuales que determinan el género.
Hace algunos pocos años las personas antes conocidas como hermafroditas hablaron sobre su identidad y su cuerpo educándonos para que hoy se les conozca como intersexuales, personas con características andróginas que ostentan una genética con un cromosoma X extra, volviéndolos XXY en lugar de lo común que sería XX para las mujeres y XY para los hombres.
La pareja protagónica se enfrenta a una decisión definitiva para la vida de su recién nacido, la decisión no solo conlleva elegir literalmente el género de su bebé a partir de una operación que reconstruye los genitales basándose en la decisión sobre si será un niño o una niña, si no que también se presenta el conflicto sobre un tratamiento que debe acompañar a dicha intervención meramente estética, un régimen de hormonas bastante agresivo.

Al principio muchas personas, posiblemente las más jóvenes, podamos creer y pensar que no hay problema aparente, mientras el bebé esté sano las cosas pueden esperar, crecer sin un género definido no suena tan descabellado con el acompañamiento parental correcto, así cuando el niñx tenga la capacidad de decidir podrá hacerlo y contar con el apoyo de sus tutores en el proceso siendo consciente de todo lo que conlleva la decisión, entre ellas el agresivo proceso de cambios que presentará su cuerpo. Ahora, por otro lado está la elección de quienes creen que la recomendación médica de operar antes del año a partir de la selección de género decidida por los padres es el camino correcto; el argumento de este grupo se basa en la protección del niñx ante las críticas sociales y miradas juzgonas y curiosas sobre la identidad sexual del bebé y sobre todo de la persona en la que se convertirá a futuro.
Ambas posturas son totalmente válidas y la mayoría de los espectadores habrá elegido formar parte de un bando u otro en la trama, pero, lo verdaderamente interesante y el mayor acierto de la película es hacer que los miembros de cada respectivo equipo duden o incluso consideren unirse a sus adversarios.
A través de la perspectiva de cada padre entendemos que tal vez efectivamente no es una decisión tan sencilla, que cada uno presenta sus pruebas en forma de testimonios o investigación haciendo que cada vez sea más difícil saber qué es lo correcto y en este caso incluso qué es lo seguro y lo que garantizará el bienestar de su bebé a quien llaman temporalmente (o no) Leo, ya que puede ser un diminutivo tanto de León o Leonardo como de Leonora.
Acompañamos a lo largo de la película a los atormentados nuevos padres en una disyuntiva que pone en juego hasta su propia relación, sin mencionar los agentes externos. Pensar y replantearnos nuestra propia ideología es sano y con ejercicios como este no sólo estimulamos nuestro criterio si no que nos volvemos más empáticos y tolerantes con las creencias y los principios o juicios de otros.
El poder del cine es brutal, las artes son un arma de comunicación social masiva y son capaces de modificar las posturas más estoicas y de hacer cuestionarse al más escéptico; los debates sobre temas relacionados al género, las identidades y las disidencias han marcado nuestra época, las generaciones que chocan dividen la opinión sobre esta materia y usualmente los miembros de cada grupo tachan a los contrarios de retrógradas o de moralinos respectivamente, pero a veces es bueno entender realmente las bases y opiniones que sustentan ese pensamiento y la nueva película mexicana Un mundo para mí pone nuestras posturas más arraigadas en una cuerda floja.
Plantear una disyuntiva genera como lo dice la propia palabra dos caminos a elegir, en este caso tenemos un enfrentamiento ideológico entre una madre y un padre, una pareja que recién dio la bienvenida a su bebé al mundo, el bebé está sano pero nació con una afección relativamente rara que afecta el desarrollo de los genitales y de las células sexuales que determinan el género.
Hace algunos pocos años las personas antes conocidas como hermafroditas hablaron sobre su identidad y su cuerpo educándonos para que hoy se les conozca como intersexuales, personas con características andróginas que ostentan una genética con un cromosoma X extra, volviéndolos XXY en lugar de lo común que sería XX para las mujeres y XY para los hombres.
La pareja protagónica se enfrenta a una decisión definitiva para la vida de su recién nacido, la decisión no solo conlleva elegir literalmente el género de su bebé a partir de una operación que reconstruye los genitales basándose en la decisión sobre si será un niño o una niña, si no que también se presenta el conflicto sobre un tratamiento que debe acompañar a dicha intervención meramente estética, un régimen de hormonas bastante agresivo.
Al principio muchas personas, posiblemente las más jóvenes, podamos creer y pensar que no hay problema aparente, mientras el bebé esté sano las cosas pueden esperar, crecer sin un género definido no suena tan descabellado con el acompañamiento parental correcto, así cuando el niñx tenga la capacidad de decidir podrá hacerlo y contar con el apoyo de sus tutores en el proceso siendo consciente de todo lo que conlleva la decisión, entre ellas el agresivo proceso de cambios que presentará su cuerpo. Ahora, por otro lado está la elección de quienes creen que la recomendación médica de operar antes del año a partir de la selección de género decidida por los padres es el camino correcto; el argumento de este grupo se basa en la protección del niñx ante las críticas sociales y miradas juzgonas y curiosas sobre la identidad sexual del bebé y sobre todo de la persona en la que se convertirá a futuro.
Ambas posturas son totalmente válidas y la mayoría de los espectadores habrá elegido formar parte de un bando u otro en la trama, pero, lo verdaderamente interesante y el mayor acierto de la película es hacer que los miembros de cada respectivo equipo duden o incluso consideren unirse a sus adversarios.
A través de la perspectiva de cada padre entendemos que tal vez efectivamente no es una decisión tan sencilla, que cada uno presenta sus pruebas en forma de testimonios o investigación haciendo que cada vez sea más difícil saber qué es lo correcto y en este caso incluso qué es lo seguro y lo que garantizará el bienestar de su bebé a quien llaman temporalmente (o no) Leo, ya que puede ser un diminutivo tanto de León o Leonardo como de Leonora.
Acompañamos a lo largo de la película a los atormentados nuevos padres en una disyuntiva que pone en juego hasta su propia relación, sin mencionar los agentes externos. Pensar y replantearnos nuestra propia ideología es sano y con ejercicios como este no sólo estimulamos nuestro criterio si no que nos volvemos más empáticos y tolerantes con las creencias y los principios o juicios de otros.